miércoles, 28 de septiembre de 2016

80

PISTAS FALSAS


Todas las pistas son falsas, piensa el detective, aún las pistas verdaderas. Las moscas sobrevuelan la atmósfera del hotel París donde el detective se recluye. Se le antoja que el hotel París es el mejor de los peores hoteles de este mundo. Desde la ventana observa a los que entran en la sala de ensayo de enfrente, sobre la calle Persia. Reconoce al negro vestido con una túnica blanca. Qué túnica de mierda, piensa. Es el padre de la putita violada y asesinada en las montañas de basura. Está acompañado por dos más. Uno de ellos lleva su instrumento ¿un saxo? ¿un violín? en un estuche. El detective afina la vista, le parece que el otro acompañante, el guitarrista, es bizco. Ensayan durante dos horas y salen. Esto se repite todos los días. El detective hace cuentas revolviendo la sopa de letras, las letras son números en otro idioma. En el idioma de la razón y la verdad, razona. Llega la noche y golpean la puerta de la habitación. Es la encargada trayéndole la cena. Una petisita, tuerta. La imagina desnuda a caballo. Después sueña con atardeceres y tornados.    

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