68
PLAGIO
¿Encontraría a la
Giganta ? Tantas veces me había bastado asomarme, viniendo por
la calle rota, sombreando las montañas de basura, y apenas la luz de ceniza y braseros
que flota sobre el asfalto me dejaba distinguir las formas, ya su silueta larga
se inscribía en la avenida Ringo Bonavena, a veces andando de un lado a otro, a
veces detenida como un camión detenido a punto de ponerse en movimiento. Y era
tan natural cruzar la calle, inventar un mundo, entrar en su órbita terrestre y
acercarme a la Giganta
que sonreía sin sorpresa, convencida como yo de que un encuentro casual era lo
menos casual en nuestras vidas, y que la gente que se da citas precisas es la
misma que necesita realidades o que precisa que el que se mueva sea el tren y
no el anden.
Pero ella no estaría ahora en la Ringo Bonavena. Sus tatuajes
cortándole la piel estarían esperando al hombre a caballo, quizá estuviera
charlando con un tren o cogiendo con un espantapájaros en la habitación maldita
del hotel París, el mejor de los peores hoteles de esta galaxia. De todas maneras
recorrí la avenida, y la
Giganta no estaba…solamente un pac-man negro, su tatuaje
perdido. Lo seguí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario