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EL TALÓN DEL BIZCO
Lo primero que le preguntamos fue para qué corno se había
comprado un talón si él ya tenía los dos suyos. Contestó que quería ese talón. El de Aquiles.
Entonces argumentamos que adquirir el talón del héroe griego
es adquirir un punto débil. Y encima ajeno, porque el talón de Aquiles es el
punto débil de Aquiles y no de El Bizco. El Bizco, en tal caso, tendría que
buscar su propia flaqueza personal ya sea empeine, hombro o rodilla. O bien: insomnio, paranoia
o mala fortuna. Se lo quedó pensando un poco y al fin dijo que él quería la
flaqueza personal de Aquiles. Le dijimos que en honor a la verdad ese talón
podría ser de un pescador o de un albañil, después de todo los gitanos son unos
estafadores. A El Bizco eso no le importaba. Para él era el talón de Aquiles
porque había pagado por el talón de Aquiles.
¿Y dónde lo vas a poner?
En la mesita de luz. Así lo veo apenas me despierto. Un
talón simbolizando un punto débil. Es el primer paso para entender que los
seres humanos entonces somos puro talón.
Era una linda nochecita de otoño
en González Satán y los camiones pasaban llevando y trayendo cosas. Las
montañas de basura, al fondo, humeaban más de lo habitual y El Bizco tenía una
teoría. Y tres talones.
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