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…dice El saxofonista, que ahora viaja adelante charlando con
el brujo-sacerdote del templo de Nana Borokúm. Dice que los mitos son eso que
nunca ocurrió pero que siempre está ocurriendo, dice. Dice que la leyenda es
otra cosa. La leyenda es un murmullo en el devenir de la historia. Es un rumor,
dice. El rumor que van a dejar los acontecimientos. La leyenda es el humo del
caño de escape de un automóvil que todavía no pasó. Dice que la leyenda es algo
no dicho diciéndose. Se nota que El saxofonista terminó el conservatorio. El
negro lo escucha con la boca abierta mientras dejamos atrás Urdinarrain,
Basavilbaso y Villaguay. El brujo acelera y la leyenda es el ruido del motor
atravesando estos poblados. Y vuelve a acelerar porque los brujos también hacen
milagros y así pasan Guayquiraró y Goya y Desmochado y Bella Vista.
La noche de los pantanos nos recibe de golpe, grumosa. Una
realidad fijada en el lodo, en las aguas sólidas respirando a los costados. El
bizco va haciendo algo inentendible con los dedos. Como si estuviera
practicando una escala o rezando. Beso la boca de La giganta contándole una
versión de lo que nos está ocurriendo.