jueves, 10 de diciembre de 2015

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HOMBRE A CABALLO


Vemos pasar al tren de carga. Contamos los vagones como cuando éramos niños. La giganta está desnuda y con las piernas arriba del tablero del auto y fumando un cigarrillo. Pasa un hombre a caballo. Supongo que viene de otra dimensión y está rumbo a la siguiente. De pasada mira a La giganta. La giganta me dice que está enamorada del hombre a caballo. Que un buen día compartirá su montura y se escapará de este mundo rabioso. Comprendí que yo había sido testigo de una visión que no era mía. Habíamos compartido los ojos. Un sueño de La giganta que galopaba por González Satán, al fondo. Pensé que La giganta bien podría ser un sueño mío. Pero mis sueños están editados como si fueran pesadillas. Entonces La giganta me cuenta que El dogo ni siquiera se la coge. Que la desnuda y le recorre el cuerpo con la Thunder. Le mira los tatuajes. Le mete el caño de la Thunder en la boca. Le mete el caño de la Thunder 9 por  el culo. Lo mueve. Adentro y afuera. Abre la ventana y apunta eyaculando un disparo sobre la cara de la noche.  

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