sábado, 12 de diciembre de 2015

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LA MONEDA DE CARTÓN


Las canciones no salían, daba la sensación de que El bizco estaba componiendo con una guitarra sin cuerdas. El negro en vez de tocar la batería le rezaba a una araña aplastada en una calle que comenzaba en la vía muerta y concluía en las montañas de basura. El saxofonista intentaba hacer música frotando dos piedras. Y yo, bueno, servía las bebidas mientras soñaba a una giganta que pesadilleaba conmigo. Me estaba transformando en un linyera. Tenía el living -la sombrita de un Ceibo- en la avenida de los camiones que nunca se detienen. Esa avenida con dos direcciones, una que te salva y la otra que te condena. Pero a mí me condenaban las dos. Me quedaba un solo billete. De un lado era de 100 pesos y del otro la entrada de un circo. Cada día lo sacaba del bolsillo y lo miraba buscando nuevas posibilidades. En vano, siempre esos 100 pesos invalidados por un circo. Y acá estoy: una moneda de cartón arrojada al aire, girando y girando. Una cubetera en un refrigerador desenchufado. Pero pronto algo iba a mejorar. Quiero decir: también se mejora para peor.

2 comentarios:

  1. Bueno, viendo que esto empezó antes de que me entere...:) me lo acabo de copiar en word, para leerlo tranquila. las delicias se disfrutan mejor enteras y completas. Yo empecé por la mitad, ponele... Y esto pinta muy bien...Abrazo y Gracias. Luego le cuento.

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