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GEOGRAFÍA
Por el velorio de La Carlita desfilan todos. Como en un cuento de
hadas perverso. Todos los cuentos de hadas son perversos, me dice la petisita
tuerta. Y me guiña su único ojo. El saxofonista afila su violín con notas
tristes. El olor a flores que se pudren segundo a segundo es insoportable y el
café está hecho de alfileres. El cajón, cerrado porque hay fotos que no es
necesario ver. La Giganta
me saca del lugar y damos una vuelta a la manzana, me dice que le gustaría
vomitar sobre el mundo. Ir hasta la luna y vomitar al mundo desde ahí. Un
caballo cruza la calle. La calle cruza la noche. La noche nos cruza a todos.
Como si nosotros fuéramos pura geografía. Somos geografía, me dice La Giganta y yo la amo. Somos
pura geografía inconquistable, me dice, y la pongo contra la pared y la beso. Y
le cuento una versión de lo que nos está ocurriendo: esa que dice que por el
velorio de La Carlita
desfilaron todos, como en una historia de fantasmas. Todas las historias son de
fantasmas, me dice la petisita tuerta, pegando saltitos.
El Negro está sentado rezándole a Nana Borokúm. Nana Borokúm
lava la ropa en el río que se lleva las almas.
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