sábado, 23 de abril de 2016

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GEOGRAFÍA

Por el velorio de La Carlita desfilan todos. Como en un cuento de hadas perverso. Todos los cuentos de hadas son perversos, me dice la petisita tuerta. Y me guiña su único ojo. El saxofonista afila su violín con notas tristes. El olor a flores que se pudren segundo a segundo es insoportable y el café está hecho de alfileres. El cajón, cerrado porque hay fotos que no es necesario ver. La Giganta me saca del lugar y damos una vuelta a la manzana, me dice que le gustaría vomitar sobre el mundo. Ir hasta la luna y vomitar al mundo desde ahí. Un caballo cruza la calle. La calle cruza la noche. La noche nos cruza a todos. Como si nosotros fuéramos pura geografía. Somos geografía, me dice La Giganta y yo la amo. Somos pura geografía inconquistable, me dice, y la pongo contra la pared y la beso. Y le cuento una versión de lo que nos está ocurriendo: esa que dice que por el velorio de La Carlita desfilaron todos, como en una historia de fantasmas. Todas las historias son de fantasmas, me dice la petisita tuerta, pegando saltitos.

El Negro está sentado rezándole a Nana Borokúm. Nana Borokúm lava la ropa en el río que se lleva las almas.    

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