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MARINERO II
El marinero sigue caminando sin rumbo. Todos los puertos se
parecen, piensa. Pero no hay ciudad igual a otra. Vomita y se limpia con la
manga. Recuerda el cuerpo de la chica. Vuelven a su mente los ruidos de la
noche junto a ella. La cama maltrecha, ladridos. El loro cantando una canción
bastante triste. La chica hablándole al oído. Como si lo amenazara. La risa de
la chica, infantil. Lasciva. Un auto que se acerca. Que estaciona. Las puertas del
auto se abren y cierran. Voces masculinas. Una música horrible. La risa del
loro.
Las tetas sin peso de la chica ensalivadas, cubiertas con un
manojo de k latosas. En la lengua, como si llevara un piercing, unas erres
colgando. Unas shs en las partes del cuerpo que la chica se lava ni bien el
marinero duerme.
Lo dicho: el amanecer y un loro degollado. Una patria que lo
desconoce. Ningún lugar para volver. Un loro degollado. Una patria. Un loro. Vuelve
a vomitar.
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