sábado, 2 de abril de 2016

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MARINERO II

El marinero sigue caminando sin rumbo. Todos los puertos se parecen, piensa. Pero no hay ciudad igual a otra. Vomita y se limpia con la manga. Recuerda el cuerpo de la chica. Vuelven a su mente los ruidos de la noche junto a ella. La cama maltrecha, ladridos. El loro cantando una canción bastante triste. La chica hablándole al oído. Como si lo amenazara. La risa de la chica, infantil. Lasciva. Un auto que se acerca. Que estaciona. Las puertas del auto se abren y cierran. Voces masculinas. Una música horrible. La risa del loro.
Las tetas sin peso de la chica ensalivadas, cubiertas con un manojo de k latosas. En la lengua, como si llevara un piercing, unas erres colgando. Unas shs en las partes del cuerpo que la chica se lava ni bien el marinero duerme.

Lo dicho: el amanecer y un loro degollado. Una patria que lo desconoce. Ningún lugar para volver. Un loro degollado. Una patria. Un loro. Vuelve a vomitar.     

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