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CHINOS,
MUEBLES Y FANTASMAS
Le muestro a El negro la última canción que escribí, esa que se llama Chinos, muebles y fantasmas:
“Te
enamoraste una vez más del fantasma del pueblo, de seguirle tanto el rastro
como las llanuras a los coches, como la
niebla entrando al bar en su rato luminoso.
Otra
habitación que habla cuando vos la dejás sola, llena de secretos y cables
enredados.
Una
miniserie barata con alguna que otra maravilla, como cuando todavía era
temprano y jugábamos a ser chinos
perdidos en América que teníamos que regresar a China cuanto antes.
Pero
siempre hay un Renault seis que nos salva cuando empiezan a moverse los muebles interiores y ya no sabemos dónde está
lo que antes seguro estaba ahí”.
El
negro me dice que no la entiende. Se la explico: habla de La giganta, de El
hígado, de instantes que son una neblina asiática entrando en la casa. Una
habitación vacía con la última conversación rebotando en las paredes. Alguien
que escribe AGUANTE RIVER en la cueva de
Altamira, Negro, de eso estoy hablando…
-No se
te entiende nada- me dice.
- Habla de un Renault 6 que nos salva.
- Yo tuve un Renault
- Por eso.
- Pero no soy chino…
- Sos negro…
- no se te entiende nada…
Aguante el cuatro latas
ResponderEliminarSí...dale!
ResponderEliminarestás diciendo que los negros son muebles?
ResponderEliminarPor supuesto
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