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EL LUGAR EXTRAÑO
Era un viaje largo hasta el Yacaré correntino (tengan en
cuenta que esto ocurrió hace algún tiempo que no especificaré. Es lindo no
saber cuándo pasaron las cosas) y tuvimos que hacer noche en un punto ciego del
mapa. No era ni Entre Ríos ni Corrientes. Una zona de potestad indefinible. Un
hotel, una habitación para todos. Una cena y un desayuno. Grillos, llantos de un
bebé, gallos. Un lugar extraño. Salgo a dar una vuelta por la noche. A perderme
en la oscuridad colgando de la mano de La giganta, como un barrilete a ras del
suelo. Tres casuchas bordeando la plaza. Una capilla dedicada a la virgen del
hambre. La ruta, puntos suspensivos. Monte. Senderitos. Las ranas mezclándose
con las estrellas. Este lugar no existe, pienso y La giganta ya no está. Detrás
de mí presiento al velociraptor. Lo veo. No me presta la más mínima atención. Está pastando, como una vaca. Simplemente
hermoso bajo esta luna.
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