viernes, 15 de enero de 2016

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UNA VIDA MÁS

La noche de los pantanos nos recibe de golpe, grumosa. Una realidad fijada en el lodo, en las aguas sólidas respirando a los costados. Beso la boca de La giganta contándole una versión de lo que nos está ocurriendo. Esa en donde El bizco se ofrece a manejar y le digo que no, que mejor no, que mejor siga haciendo esos movimientos raros con los dedos. Con el Dodge bien despierto agarramos la curva de las ovejas que nos miran pasar como si ya nos conocieran.
Mientras se escabulle en la guantera, la negra culona me saca la lengua.

Llegamos a Yacaré, Corrientes, con una vida menos. Pero eso sí: con una vida más.

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