sábado, 20 de agosto de 2016

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ORATE


Analizan el cadáver del toro asesinado en las montañas de basura. El toro tiene ciertos rasgos humanos y pareció sonreír cuando lo acribillaron los policías de la única comisaría de González Satán. El detective toma notas. El toro sonriente tiene células humanas en su tejido exterior y un ADN que no corresponde en absoluto con el de los bovinos. Los científicos de González Satán sugieren prenderlo fuego y tirar las cenizas en un tacho de basura en nombre de la ciencia. El brujo Raúl está de acuerdo a condición de quedarse con el pene y los testículos por una razón que no revela. De la ciudad capital llega un obispo sentenciando que dicho toro no había existido jamás. El obispo y el brujo Raúl debaten en la soledad de una pieza durante toda la noche. Al amanecer el brujo se lleva una bolsa llena de algo de un toro inexistente. El obispo regresa por donde había venido. El paganismo y el cristianismo en paz. El detective sigue investigando. En la otra punta del ovillo la embajada de Ucrania denuncia la desaparición de un marinero desembarcado en el puerto de González Satán meses atrás. El detective recorre el puerto. Hace preguntas. Le contestan sobre un loro degollado y una prostituta de 15 años llamada Carla. Ata cabos. Se entrevista con el padre de la puta, un negro que lo recibe desnudo. Esa noche sueña  con una vieja embarrada con dientes de pescado. La vieja le dice palabras amorosas y al mismo tiempo amenazantes.         

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