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Resulta que El bizco…pero no, voy a esperar un poco más antes
de hablarles de El bizco. Les contaré de mí (después de todo soy el narrador):
una borrachera me iba llevando a la otra, y así andaba yo, borracho. Entonces recordé
que tenía hogar y esposa y di un par de vueltas por calles que me sonaban, que
me parecían conocidas hasta dar con la esquina de mi hogar. Cuando yo recordé
que tenía esposa, ella había olvidado tener marido. Es más: había recordado a
un ex-novio. Irónicos mecanismo del olvido y la memoria. Así que junté algunas
cositas, más simbólicas que necesarias, las metí en una bolsa de consorcio y me
mandé a mudar. Lamenté no haberme despedido del gato, al que llamábamos Ozzi,
pero no estaba en su modalidad visible. González Satán es un territorio perro
friendly por lo cual los gatos, gracias a su instinto de supervivencia, gracias
a la dinámica de la evolución de las especies, adquirieron el don de la
invisibilidad. De todas maneras los perros los presienten y es muy común ver
perros corriendo furiosos detrás de la nada. Yo no corría. Caminaba. A cada
paso dejaba atrás pequeños horizontes. Caminaba rodeado de gatos invisibles,
pero como no soy perro no podía darme cuenta.
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