lunes, 9 de noviembre de 2015

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EL CUCO


En la plazoleta Solveig Amundsen hay un monumento inentendible que bien pudiera homenajear a los bomberos o al cuco. Alguien se encargó de escribirle, con  la punta de algo, el nombre de los pibes muertos por la brigada. La lista le da vuelta al monumento y se va completando casi mágicamente. Dicen, también, que a veces hasta se adelanta. Aparece tallado el nombre de alguien que todavía está vivo, pero que aparecerá baleado, en una zanja, dentro de un par de horas. Eso se dice y es difícil de comprobar. Cuando no tengo nada que hacer, casi siempre, y estoy pasado, me pego una vuelta por la plazoleta Solveig Amundsen y releo los nombres. Como si pasara lista en el aula de los pibes baleados. Y esos ladrones dan el presente, dice nuestra canción. Esa que se llama: El monumento al cuco.

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