20
DIOS ATEO
Estábamos con El negro sentados en la vereda de
la Ringo Bonavena.
Pasaban las nubes y la tarde, y los camiones iban atontados por el calor de
otro verano satánico. El negro se limpiaba el sudor con la punta de la túnica. Una
de esas túnicas de mierda que siempre se ponía. Habíamos terminado de ensayar y
seguíamos poseídos por el espíritu del rock que es como decir que habíamos vislumbrado
al Dios ateo. El negro se había puesto en bolas recién en el final aporreando
el platillo en ofrenda a Nana Borokúm. El saxofonista, por suerte, tenía los
ojos cerrados. Soplaba notas que eran vientos del atlántico sur en la guerra de
Malvinas. El bizco domaba a un toro con acoplado. Me eché un trago y creí
entender algo sin sentido. Ahí se me ocurrió lo del Dios ateo. Un Dios que no
se cree. Ya sentados a la vera de la Ringo Bonavena le dije algo a El negro, que me
contestó otra cosa y así estuvimos hasta que la noche se nos cayó en la cabeza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario